Su actividad social se verá ensombrecida por aflicciones inesperadas. Ante todo debemos distinguir los sueños de
nacimiento de los de parto y de los de recién nacidos.
En los sueños de parto lo que se presencia es el acto físico del
nacimiento, es decir, el PASTO, y serán interpretados en dicho epígrafe.
Los sueños de recién nacidos de hecho ya son un sueño de NIÑOS, y así los interpretaremos en su momento.
Pero en los sueños de
nacimiento, que son los que aquí nos interesan, lo que presenciamos es una fiesta, un acontecimiento, la noticia del parto, pero sin presenciar el acto físico del parto; es como en el matrimonio, que presenciamos la ceremonia, la fiesta del matrimonio, pero no el acto de su consumación física.
Por lo tanto, el
nacimiento de un niño siempre es una fiesta, a ejemplo de lo que representa la fiesta de la Navidad, o
nacimiento de Cristo, que a pesar de su trágico destino es, ha sido y será, una fiesta para los cristianos.
Los sueños de
nacimiento no se refieren al
nacimiento de alguna persona, sólo afirman que algo ha nacido o nacerá próximamente, que algo ha aparecido en nuestro horizonte vital; puede ser una relación, una amistad, un amor, un nuevo hogar, un negocio; o quizás algo íntimo y personal (un nuevo ideal, una nueva creencia, el germen de un invento o de un libro, un nuevo estado de conciencia…) que sólo nosotros podemos conocer.
Enterarse de un
nacimiento: sus relaciones afectivas recibirán las buenas noticias que esperaban. Momentos de felicidad. Alegría en el corazón.